Lourenzá

Monasterio de San Salvador

Según la guía visual de España, que seguimos más o menos, es obligada la parada en en Vilanova de Lourenzá para visitar el Monasterio de San Salvador, concretamente la fachada realizada por el arquitecto gallego Fernando de Casas y Novoa, el genio del Barroco.

En esta elegante y esbelta fachada, algunos han querido ver un primer ensayo del arquitecto que luego construiría la impresionante fachada del Obradoiro, en la Catedral de Compostela.


El Monasterio Benedictino fue fundado en el siglo X por el Conde Osorio Gutiérrez, llamado El Conde Santo y al que se atribuyen diferentes y milagrosos episodios.

El conde, tras una vida guerrera, de vuelta a Galicia quiso redimirse y dedicó gran parte de su fortuna en la ayuda de varios monasterios de los que era patrono, pero los unió al monasterio de Lorenzana del que fue, si no su fundador, sí su gran mecenas y patrono. Ya viudo el mismo ingresó en la orden de San Benito.
Su empeño fue siempre peregrinar a Tierra Santa y así lo hizo, viviendo casi un año como eremita en un lugar cercano al Santo Sepulcro. Al poco tiempo de su regreso, murió.
Su leyenda empieza con su muerte dicen que «al instante sonaron las campanas por sí solas y con un tañido alegre y a la hora de maitines se oyeron voces celestiales que entonaban salmos de júbilo».

Sobre el sepulcro en el que fue enterrado hay otra leyenda que cuenta que lo compró el mismo conde en Tierra Santa, a unos moros que lo estaban labrando en aquel momento, que llegó a Galicia por mar flotando milagrosamente sobre las olas y apareció en la costa de donde lo recogieron.
En realidad se trata de una pieza del siglo XI hecha en mármol de un color raro entre jaspe blanco y cárdeno con vetas azules, es una pieza única cuyo origen sigue siendo una incógnita.

A su muerte fue venerado como santo y se hacían peregrinaciones hasta su sepulcro. Con el tiempo se le dedicó un día festivo y una romería que coinciden con el último domingo de agosto donde acuden los fieles de Lourenzá para pedirle al “Conde Santo” que les libre de todo mal y para ello meten su mano en un agujero que hay debajo del sepulcro tratando de tocar el cuerpo, con la misma mano siempre se deposite un donativo para el culto.
Se le atribuyeron numerosos milagros.


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